Este fin de semana he tenido la suerte de participar en un taller de Eneagrama.
Aunque ya había hecho un curso introductorio, en el que supe, aprendí y trabajé para convencerme y aceptar que número era el que me mostraba mi esencia, he de decir que este fin de semana, además de recordar y revisar lo que aprendí en su día, he añadido nuevos elementos a mi esencia personal que han sido una revelación estupenda para poder entender otros aspectos de mi vida que andaban perdidos entre los triangulos y las lineas del eneagrama.
He dado un pasito más en saber quien soy, en saber cómo soy y estoy contenta y agradecida por ello. El camino de conocerse a uno mismo no es fácil, pero es auténtico. Es más, me atrevo a decir que es sanador y reconciliador con todo lo que he estado evitando afrontar a lo largo de los años ya vividos.
Conocerme a mi misma es un regalo. Me ayuda a ser quien soy y como soy, sin capas de protección, sin velos, sin corazas. Y mientras sigo descubriendo quien soy, me maravillo por entender quienes son y como son las personas de las que me rodeo a diario, especialmente mi familia y mis amigos.
Todos tenemos unas prioridades en la vida, pero con lo revivido estos dias, si alguien me preguntara como elegir cual es o debería ser la primera, mi respuesta, aquí y ahora, es clara y evidente: "CONOCETE A TI MISMO".
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